Juana solloza, acurrucada entre sus rodillas y brazos.
Inés mueve la cabeza bruscamente (como despertando de un sueño larguísimo) salta sobre Juana y la abraza. Juana levanta la cabeza. Ambas, con los ojos abiertos, pierden la mirada entre el público.
Inés -Soy una enorme herida. (1)
Juana -Es la soledad absoluta. (2)
Inés -De pronto, siento náuseas de mi resignación de ser-para-la-muerte. (3)
Juana -¡No! ¡Quiero liberarme! ¡Quiero vivir!. (4)
Juana se suelta de Inés, corre hasta mitad del escenario, se para detrás de una cortina transparente y grita.
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(1) (2) (3) (4) Diarios, Alejandra Pizarnik.