Ines está en cuclillas, delante de toda la escenografía que por detrás brilla.
Junto a Ines hay un balde lleno de agua y en sus manos un trapo de piso que escurre continuamente, a veces con más regularidad y rapidez que otras.
Atrás de Ines y sumergida en la precaria escenografía, está Juana, parada, ojos cerrados, brazos y torso caídos cual marioneta abandonada en plena función.

Ines -¿Y qué pasa si quiero miedos?.
Juana (abriendo previamente los ojos, como despabilándose pero sin mover el cuerpo) -Olvidate.
Ines -¿De las voces?.
Juana -Olvidate de todo Ines. De las voces, de los miedos y de todas las veces que te pedí que cantes.
Ines -Yo creía que conviene decir a menudo lo que nos puede servir de advertencia. (1)
Juana -No por eso tenés que vivirlo en carne propia.

Ines escurre el trapo de piso y, con los brazos estirados, se congela en medio de la escena

Juana -Ines...

Juana se acerca a Ines, le quita el trapo de las manos, lo abandona dentro del balde y se sienta a su lado. Ambas de frente al público.

Ines -Sólo vine a ver el jardín. (2)
Juana -Las flores no se muestran si vestís la niebla.
Ines -No nombres el color de las cosas que existen.
Juana -Es cierto, hay voces que traen la noche.
Ines -Como cuando querés ver el fondo de un jardín y no hacen más que echarte.
Juana -Vos siempre querés irte, no te excuses ahora con metáforas pasadas de moda.

Ines baja los brazos, destraba el cuerpo y la mira a Juana. Silencio.
Juana comienza a reirse y ambas explotan en carcajadas.

Ines se alarma.

Ines (susurrando) -Las voces, las voces... Juana... las voces...
Juana (también susurrando y tocándose el rostro, con los ojos cerrados, como reconociéndose) -Hace frío, hace mucho frío.

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(1) Los poseídos entre lilas, Alejandra Pizarnik.
(2) Textos de Sombra, Alejandra Pizarnik.