Se te viene la marea encima.
Pensaste acaso que seguir caminando era salvarse. Y lo fue.
Ahora convidate un cerro lleno de relámpagos nocturnos.
Y un sol. Un sol que te de vuelta las manos para caminar descalza.
La noche tenía formas extrañas en tu memoria.
Ahora podés decirle a dios yo no te creo.